Vida Eterna
La niña tenía seis años, era rubia, ojos azules y con una pequeña peca muy singular en su moflete derecho. Esa niña, cuyo nombre era Esmeralda, desde hacía tres días, se encontraba encerrada en su habitación. Le habían atado las manos y los brazos con unas cuerdas, a los barrotes de su cama.
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