¡Oh capitán, mi capitán!
Gracias por todo. ¡Oh capitán, mi capitán!
Jamás creí que se podía echar tanto de menos a alguien que no se ha conocido en persona y sentirse tan apenado y triste, pero lo cierto es que sí.
Lo que hubiera dado por ser su alumno. Escuchar sus palabras, sus enseñanzas, sus consejos. Haber formado parte del club, un club que todo lo que hacía era gracias a él.
Puedes leer el resto del relato en el libro "Origen"